sábado, 25 de octubre de 2014

Círculo.


Hoy me ha parecido convertirme en precipicio,
Por un momento el sol se distanciaba hacía abajo.
Tantas veces había aprendido del silencio,
De las tumbas que enterraban su oleaje,
De los cenicientos meses de lluvia, de tu voz lejana.
He sentido precipitarme hasta los muertos
Hasta el interior de raíces negras, hasta el sonido del jazz
Hasta las voces eternas en los álamos.
Hoy te he visto bella como una figura desierta
Mirándome de frente, derribando espacios abiertos,
Escoltando a la noche en pasos manchados de semana santa.
Se había quemado el otro lado de mis manos
Al pretender tocarte entre la angustia y el hierro,
Vagones de hierro donde habitaban las esferas,
Allí, entre ellas, comulgué con su extraña presencia.
Mas no dijo nada, solo me miró hundiendo su sonrisa hasta el primer instante
Y entonces vi las voces de los niños, los columpios,
Las sintonias de radio, el despertar de los abuelos,
La caída del pelo, la puerta a medio abrir metálica,
El conserje, la moto de la policía local,
El menú del restaurante, las fotos del cine,
La carta escondida, el que juega al monopoli
Las fichas de parchis, el agua, el tumor,
El río, los patos, los gritos de la señora buscando gallinas,
La parte de día en que se tira de la cadena, el pararrayos en la iglesia,
El señor hablando solo, la señora enfadada,
El labrador con su perro, la orilla de la carretera,
La lejía manchando un pantalón negro, la alcantarilla que absorbe el agua,
El sol, el idioma del mar, la noche, la tarde,
El bofetón, el cigarrillo, la que odia el tabaco,
El roble milenario, la mosca zumbando,
La situación absurda, el cobarde, el valiente, el silencio, el ruido,
La bicicleta de ruedines, la silla de ruedas eléctrica,
El orangután en el zoo, los leones marinos,
Las ballenas, el efecto invernadero.