viernes, 25 de diciembre de 2015

Solía asomarse un día de invierno
por una ventana de madera. 
Veía la nieve en el pueblo
que se acumulaba sobre la cubierta del Patrol 
y la carretera que llevaba 
a la montaña y al cementerio.
Hace tiempo que en la vieja casa de sus padres
solo se escucha el espacio vacío
de unos objetos desnudos,
un candelabro, una foto y una lámpara.
Acaricia un viejo pastor alemán
al que le cuesta caminar por una enfermedad en las caderas.
Huele a leña en el patio
y el mismo muro blanco que se extiende a través del cielo
es el ojo que cubre el tacto inútil de las pieles frías,
las almas anónimas del crepúsculo.
Alguien hará fuego.
Una chica recoge la ropa cubierta con una lona de plástico.
Solía asomarse el día de navidad
y ella sabe lo que todos saben,
quien es el que fuma apoyado en el alfeizar,
mirando el pueblo,
ese hombre amable que tenía un estudio en el garaje,
sabe lo que todos saben.
Vive en una casa demasiado vacía,
pero no hablan, el saludo es cordial.
Solo a medianoche se escuchan gemidos de un instrumento extraño,
algo excéntrico, solía experimentar con los sonidos
del bosque y de la lluvia.
Es invierno, navidad, día 25
y permanece sentado, en silencio
con la mano acariciando la cabeza de un perro anciano.
Hace la cuenta de las estaciones
y cierra la ventana porque
comienza a caer la noche.

domingo, 20 de diciembre de 2015

En la forma interna
círculos de agua en lo sublime.
El punto se mantiene cuando….
El punto se mantiene entre las raíces
del idioma.
Acaricias la superficie.
El llanto y la lluvia,
cristales fríos de ventana,
alegría.
Un acuario en la noche reposa,
se desvanecen las manos,
los brazos son polvo,
el estomago es agua,
el pensamiento es hoja perenne.
Yo me fundo con la bahía.
Respiro,
respiro
Se desliza el sol,
su enorme abismo en el interior de nuestros padres.
Se desliza el sol sobre el agua.
Respiro.
el reposo y el alba,
la última línea de la noche,
el movimiento.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Es un invierno incontrolable,
la noche brota contigo.
Las chimeneas calientan el cielo
y yo no soy nadie.
Busco, 
busco,
pero he perdido el lugar sin nombre.
Miro un ángel resplandecer
sobre la cornisa de la lágrima,
de la lluvia y el polvo,
del fuego y el aire.
Te he visto cruzar por mi autopista invernal
a través del ojo derecho;
las líneas que se dibujan en la vejez del ángel
son los agujeros por los que transitamos de noche,
son el rostro que da sentido a las cosas,
pero el ángel es mayor
y se ha vuelto un invierno incontrolable
que momifica la tristeza.
Por eso tú, has cruzado mi autopista invernal,
como siempre que alguien cruza y deja huella en la nieve.
El cielo está claro y frío.
La noche huele a leña.

domingo, 6 de diciembre de 2015

Solicito un vaso de agua hervida.
Quiero preparar un pozo blanco
que me distraiga y me ame,
una cuchilla y una gota de sangre
en un vaso de agua hirviendo
sobre el que hundir la manzanilla.
Me he quemado la lengua
y he soportado el filo sobre la piel,
y sobre la piel tus manos
y sobre tus manos mi sangre.
Después me he adentrado con espasmos,
en el interior de una cuerda,
la cuerda que atraca el sobre de manzanilla
y reparte hojas en el interior del pecho,
la que cambia el volumen del agua en la madera.
He cogido un teléfono y he llamado
a ningún sitio,
después me he ido a la bahía con la cuerda,
la cuchilla, el vaso blanco,
la silla que encontré en la basura,
el payaso que pedía en la calle,
la flor que perdía sus hojas
para aliviar el estómago del enamorado
y el mal color del suicida,
y he relacionado los pétalos con la sangre
el pacto de amistad con cada flor que cae.
Marchita la hoja,
alivia dolores.
Las monjas las repartían a niños caraduras
que fingían dolor de estómago.
He contemplado el vaso de agua hirviendo
y el camarero mascar chicle.
Con el brazo sobre la barra
imagino lo absurdo que sería mi suicidio

martes, 24 de noviembre de 2015

Te has detenido en el interior de un paraíso en la memoria.
A través de las horas tus ríos suenan desde un celeste campo de invierno
mientras que los trenes que nos conducen lentamente hacia el silencio y el olvido,
nos empañan con si un hilo de humo negro brotase de nuestras gargantas.
Los perros ladran violentos entre la oscuridad del relámpago y el beso de la laguna,
ladran y ladran porque recuerdo la hora en que sintieron miedo mis ojos.
De mi piel y de mis manos brotaban caracoles rojos sobre la escarcha,
de mi cabeza y de mi nuca escarbaba fría la noche a través del cráneo gris,
la cara se me envolvía en un profundo fantasma de hierro que tristemente sonreía.
Pero hoy te has detenido en el interior de un paraíso en la memoria,
hoy los peces se reflejan a través del agua y nadan por dentro del lago;
de un lugar a otro, nadan, miran a la luna reflejarse lenta sobre la superficie
tratan de mordisquearla dibujando ondas en el interior de su palidez.
Desde el abismo en el que se sostienen la profundidad grita
pero ellos buscan la ebriedad humilde que se posa en lo pequeño.
Aquí, existe un hombre,
un hombre viejo y cansado
que mira a la carretera.
Lo veo sentado en el parque,
y habla con otro hombre.
Sus rostros están bañados por la desidia y la demencia.
Apoyan sus manos sobre el bastón.
Hablan y no hablan,
con esa forma de asentir,
de decir, sí, será,
y después callan.
Un vocabulario desplazado y confuso,
junto a la pintada negra de un spray
en el corazón de un árbol.
No se preguntan nada.
El pasado los ha ido borrando
prácticamente hasta la inexistencia.
Que dirá madre, que dirá padre,
después hablan del campo,
del gobierno, de la tele.
Una señora se acerca y pronuncia un nombre:
-Honorio
-¿Dónde ha estado toda la tarde?
Él la mira mientras alza la mano para tapar el sol;
y ve una sombra;
pero sus manos no hablan,
su boca, carece de memoria.

domingo, 8 de noviembre de 2015

Hoy es noviembre
y me gustaría saber qué tal te encuentras,
contarte, que he dibujado tu nombre
en el interior de  una galería de arte.
Preguntarte por tus padres, tus amigos
hace ya tiempo que no se de eso.
Hoy he caminado por la ciudad
y las tiendas estaban cerradas,
he visto el bar donde un día jugamos al ajedrez
mientras tú me mirabas,
y donde después me diste la mano.
Cuando llegamos al coche hicimos el amor,
tu pelo y tu piel aún se respiran.
Hoy es noviembre
y ya ha pasado tiempo;
te he visto con el abrigo de tu abuela
alguna vez, en el mismo cruce
pero ya te cuesta saludar.
Hoy es Noviembre y solo es eso.

jueves, 29 de octubre de 2015

¿Como deshacerse del olvido? 
Permanecer enjuagados
sin caer en el apático muro que nos sitia lentamente.
¿Como no caminar hacia la violencia del rayo?
¿Como no huir de la mordedura de la tierra?
si en el momento de nuestra muerte
un sacerdote nos dicta descanse en paz,
Y yo no quiero paz,
yo quiero reacción en cadena;
y huir, huir, sin respirar oxígeno,
huir hacia arriba, hacia el lugar del helio,
escapar del atomo carcomido
y que la lluvia me atraviese,
que las palmas me enseñen un baile caótico;
quiero extasiarme hasta el dardo humilde de la flor y el vientre,
quiero ser predicador de la noche nerviosa,
y el ruido de la rama quebrada por dentro del bosque.
¿Como no adorar la tristeza de un cuerpo desnudo?
si los copos de nieve
nos susurran que estamos aguantando como bestias a través de la piel.
Como no presentir el lugar opuesto,
y la reacción contraria,
si yo habito en ti,
y te voy encendiendo como un crepuscular llanto de estrella
y yo corro y tu me sigues
y tu corres y yo te sigo, hasta el final de la montaña.

lunes, 26 de octubre de 2015

No quiero servir de pasto en la noche larga.
He contemplado el retorno de los habitantes
que enmudecen bajo las cortinas
y el velo de un animal mágico dentro de un cuadro;
animales rodeados de fragancias, 
de claridad,
de luz extraña.
Te llevaban hasta dentro de su mano
y en ella veías un halcón
que se posaba entre la imagen real y tu mente.
Había un bosque dentro de un reloj
por el que paseaban animales que vertían otros animales
y así sucesivamente,
y en el centro de ese reloj
un árbol enorme se detenía ante tu vista.
He visitado un sillón por el que las enredaderas
cubrían las almohadas,
y en cada pasillo una hora se repetía,
sucesivamente,
sucesivamente,
de forma que en cada habitación
un momento de tu vida quedaba reflejado en un espejo.
Después,
he salido a la calle y he visto
un perro y una tienda de libros,
una plaza y el mar enfrente,
pero desde mí,
con un sentimiento de pérdida,
como si la noche se hubiese posado
y yo solo, desde una montaña
viese a los hombres vagar inútilmente;
ciertos lugares me sirven de refugio,
y cuando todo esté cerca de la noche estricta,
cuando todo se sirva en forma de reflejo,
seré un cuenco vacío
por el que habrán resbalado como gotas
los espejos de una casa escondida dentro de un reloj gigante.

martes, 6 de octubre de 2015

Lost Highway.
He oído el colapso rendirse en la penumbra.
El teléfono suena y suena,
(No se oye, 
es el mismo objeto al otro lado)

Un mueble, un yo en otro.
Amanece y la noche tiene vértigo.
El manantial de dunas extiende el día
Y el cobre nos engancha.
Tengo dentro del esternón un tambor
Y dentro de él una cuerda;
Por inercia suya las manos se mueven.
La línea en órbita.
He contemplado el animal caminar bajo el bosque pisando la nieve,
En el horizonte, la estación espacial arde,
Y hay fuego en el cielo.
Necesito de tus ojos,
Tus oídos y tu tacto,
Que estés cerca mío como tantas veces te he sentido,
Por eso me obsesioné con la distancia.
He oído la ceniza volar sutilmente sobre la madera.
Un teléfono suena.
¿Sí?
Soy yo, abre.

miércoles, 30 de septiembre de 2015

Hoy camino sobre esta tierra,
Camino, como quien no espera nada,
Siento la lluvia, siento el tiempo,
Y he tenido sueños raros,
Sueños en los que un chino jugaba a las tragaperras
Frente a los lavabos de hombres,
Y el suelo estaba sucio
Y sobre las pasarelas del comercio
Tú paseabas y me mirabas a lo lejos
Mientras yo me adentraba en los servicios
A través de un pasillo interminable.
La lluvia empapa mi pelo,
Moja la tierra y ni siquiera los pájaros lloran,
Ni siquiera los cuervos gritan,
Ni las nubes provocan una sombra de julio.
A lo lejos, se ve la ciudad,
Las luces desnudas convertidas en plomo,
Plomo negro que cae a través del esternón
Y llega hasta los ojos.
Frente a mí surge un nogal y un lobo,
Y el lobo aúlla a la primera estrella helada
Y la estrella le responde,
Con un canto que habla de los testigos
Que contemplan a lo lejos sus hermanas.
Mientras que el nogal,
Es solo una triste figura que hace caer sobre la tierra los frutos,
y que sobre él la noche resbala como lluvia,
como si un pozo nos apuntará desde la oscuridad
y disparase al azar los destinos.

jueves, 24 de septiembre de 2015

Con serena pero inconstante
la cigüeña torpe construye
nido de nidos y nunca huye.
Se le cae un palo flotante
al agua en la furia del río,
río abajo baja el palito
de esta, la cigüeña distante
que abre sus alas, abre el pico,
suelta ramas, caen del nido
y nadan y acaban en el embalse
que allí bloquea las aguas del río.


Retrato lento un ciego.
Sube por la guarida.
Madriguera de cuervo,
a obstáculo en vida
no maldice su tiempo.
Escarba la noche y brilla.
Deshace las aguas, lo siento,
ojo permanece en vigilia,
ojo por ojo, no existe amnistía
que gobierne su nido ciego.
Su noche, espada y valentía,
este soldado tuerto
que camina y camina, día a día,
retándose en duelo,
por los caminos, día a día.

martes, 18 de agosto de 2015

Algunas veces llegas a una ciudad
y miras los edificios ajenos
con mueca extraña.
Te acogen como en casa
y te arropan,
después te dejan entrar en el salón.
Acaricias los instrumentos,
los muebles, la madera,
hueles el olor extranjero de las plantas.
y te preguntan: ¿quieres algo?, pide lo que quieras.
Y tú,
con ojos huidizos
como si fueses alguien
que en mucho tiempo ha vivido entre caníbales,
desconfías de esa mano amiga;
pero te dice: tranquilo, no tengas miedo,
ya estas en casa.
Algunas veces llegas a otra ciudad
y te encuentras con un lugar que no pensabas;
te miran como se mira a un amigo
y rompen las piedras que habías construido sobre tí,
y excavan y excavan y te sacan
y te quitan el polvo de los ojos
para que veas y te preguntan: ¿puedes hablar?
Algunas veces la luz entra,
atraviesa los pasadizos,
los oscuros rincones,
los lugares que habitan en el interior de los nervios
y te abrazan.
Los sientes por dentro,
respiras como son,
ves que ellos también estaban ocultos en tumbas
y que aún no han muerto.
Algunas veces, de camino
piensas si de verdad la ciudad es negra,
si los pájaros son negros,
si el agua es negra.
Algunas veces, recuerdo,
que caía la tarde, las hojas marrones;
veías los portarretratos
y pensabas en la noche próxima.
Pero llegaba el momento de irse
y la ciudad a lo lejos brillaba,
como brillan las perlas de la lluvia en la canción
de Jacques Brel.

miércoles, 12 de agosto de 2015

Lo mejor de ti es lo que no se escribe,
lo que ha callado.
La balsa que respira en mitad
y que hace llover con cada soplo dado
pulmones caminando en una tarde muda
cerca del mar;
aunque ahora no contemple el mar
aunque te vea inexistente de la misma forma que siempre callo.
Lo mejor de ti es lo que guardo
y nunca digo,
la incomunicación que nos contesta
en un vaho que te toma por loco.
Lo mejor de ti es que no te veo porque te siento,
porque el corazón juega al ajedrez con las palabras
y rebusca en cada boca distinta
una persona diferente con el mismo nombre,
una caja donde almacenar los infinitos significados;
aunque haya besado en ti a mil mujeres distintas
y todas sean la múltiple imagen de la misma,
porque te pienso como piensan los recuerdos
así, de uno en uno, separando las personas.
Porque lo mejor de ti es lo que guardo,
lo que no es fácil de entender,
la partícula que silencia nuestros oídos
y que existe,
sí,
eso es lo mejor de todo,
que existe como una conmoción genética o un poema rural
que carece de significado sino es por el silencio,
por las palabras tal cual vienen acercándose
poco a poco hasta que consigo hablarte,
hasta entonces lo mejor de ti, es lo que no se escribe,
lo que no se ve, lo que no se oye,
como una alucinación en la carretera cuando conduces,
y te lleva a territorios de Western que nunca has vivido,
y no es que te idealice,
es que no te conozco.

sábado, 8 de agosto de 2015

Lo he oído,
he sentido en la boca roja de la tierra
un beso que llamaba desde la cumbre
inmensa.
Lo he sentido,
el mar a través del agua,
pidiendo con palpitación espiritual
que dejase en tierra mi lamento.
Lo he vivido,
escuchando el espacio correr
en efímeros letargos a través del frío
y la distancia.
Lo he encendido,
el faro azul en que habito
parpadeando desde la orilla
hacia el mar oscuro que por dentro navegamos.
La he acariciado,
la gota de nieve
que de pronto toca la piel y silencia los órganos fugaces
Como si una llama iluminara sutilmente una cueva
donde acude el animal que en el interior te guarda
y olisqueara tu mano
reconociéndote como su enemigo y su dueño,
así, te he vivido.

jueves, 30 de julio de 2015

Caminábamos con una joya en mano
en peso bruto, sin la distancia
que toca en los nudillos
y atraviesa las pestañas.
Era una joya real
filtrándose a traves de la mano,
subiendo por el antebrazo;
delicada.
Porque hay dureza en lo sutil,
como el diamante atraviesa el cristal
haciendo agujeros en la noche.
Y es entonces cuando te sientes solo
sin las ramas ahogadas de la lluvia,
mirando la tierra y el mar solo.

lunes, 27 de julio de 2015

Visito cada eslabón hundido
Cada eslabón repetido en la lluvia
De una gota y golpea fuertemente;
Y respiro la lluvia enmudecido.
Soy yo, mirando en el antepasado
Rostro que llama a la puerta y espera sentado
Con un espejo sobre los hombros,
Soy yo y sus manos se han perdido y ando
Como un volcán en la lluvia,
Salpicando zapatos de nieve.
Ocurre que hoy me he sentido extraño
He visto el tráfico, los coches, las hormigas
Dormírseme en una pierna,
Así de repente, en la sombra frágil de una nube,
Envejeciendo,
Creciendo,
Sintiendo la energía del punto apagarse despacio.
¿Por qué no pudiera ser feliz en la lluvia?
¿Inmortal en los campos?
¿Tener en mi mano el fruto que brota en los huesos?
¿El tiempo dividido en personas?
Sin duda, se mide el espacio, el tiempo, la lluvia en centímetros
Sin duda.

sábado, 25 de julio de 2015

El sonido hace llorar la línea, 
Los puntos sigilosos que dibujan la lluvia
El párpado de un ojo prohibido
Y las olas en lejanía acercándose lentamente,
Vertiendo espuma, salitre, conchas y arena,
Y otro ojo desnudando la tarde roja
Que por dentro va atravesándonos,
Como un vidrio transparente por donde la luz penetra
O una mano en cercanía de nuestros nombres.
Y entonces el silencio parpadea,
Y la lluvia se hace aún más fina y penetra en el olvido,
Transpira a través de nuestra dura roca
Y cae formando estalactitas en el pozo oscuro de la memoria,
Donde el sonido se convierte en caricia y geometría
Y hace nacer una llama humilde, humana,
Donde las líneas brotan y los sonidos y la música se vierten
En un constante flujo de recuerdos e imágenes
Y es entonces cuando la piel desaparece
Y el silencio surge como una comunión blanca entre hombre y marea.

jueves, 23 de julio de 2015

Fue del comienzo la bóveda celeste,
Como un principio luciendo imágenes
Por la primera luz cegadora
En el instinto ruidoso del llanto
Y la cama del hospital.
Fue un comienzo gracias a ti,
A tu humilde mano que aún en cada segundo echo de menos
Así de esa forma que nos besa el viento,
Con un constante vértigo que todos buscamos
En los sondeos más inútiles de nuestra infancia,
Puesto que ya no vuelven,
Y se pierden como ecos del pasado
O las únicas sombras azules claras
Que nos regala la vida.
Después vino la ciudad, los coches, el abrigo de piel
Y el olor a frío de Madrid,
Puesto que visité las ciudades más lejanas,
Los lugares remotos, las calles navideñas,
El duende que golpeaba suave en el estómago cada vez
Que un nombre caía en el  oído.
No recuerdo ser bebe
Pero sí se de los lugares que aún brotan de cualquier objeto,
Cualquier instante donde una sola voz, un solo llanto, una sola sonrisa
Hace surgir del alma los sonidos, los olores de algún lugar,
Y en esos sonidos aún pervive el paraíso alegre
Los gatos que salen por los volcanes de Lanzarote,
El parque de atracciones o la lanzadera espacial,
Porque tú, para Papa, eras la princesa Leia
Y viajábamos en el halcón milenario esquivando con el Renault 19
Naves del imperio en la M40.
Porque no recuerdo ser bebe,
Pero siguen surgiendo palabras, luces en el cielo,
Montañas, mares, océanos, la historia vivida, la que no,
Porque la noche, el día, el silencio, el ruido, la música,
Viaja a través de los días y el tiempo
Como un vehículo extraño que nos ha regalado la vida.
Porque luego vino la lluvia,
El mito, la historia, el mal recuerdo y aún así pervive el estar vivo
Porque lo único que conozco es mi existencia,
Y la única persona que conoce, soy yo y yo soy parte vuestra.
Porque en verano las casas viejas de las yayas eran lugares que aún hoy lucen como amuletos eternos,
Porque el frutero aún regala sugus
Y tú decías que no me fiase de desconocidos
Y sin embargo cuantos fruteros, cuantas charcuterías abiertas
Cuanta música pervive en sonido de un corazón,
Porque la voz se seca o se abre o se cierra o se muere,
O se unen los rascacielos, los chalets y la ría,
Y las batallas antiguas y los ríos, y los valles
Y aquel roble milenario y aquel cartabón y aquella escuadra
Y el arquitecto que funda nuestras imágenes
Y la existencia y los primeros compañeros de clase,
Y tumbarse en la hierba y hacer el vago mirando el sol
Y trabajar y jugar de pequeño en la cama,
Porque si existe un abrazo eterno sea donde sea
Más allá de la solución de los Dioses,
Más allá de cualquier mundo fuera de lo terrenal,
Si existe, es en esta vida y es en una madre
Una mamá que dispone todo y llorará como una piedad
Y reirá con las voces más lúcidas de los niños,
Y llorará contigo y se sentirá viva
Porque un lugar dispone de tormentas, de volcanes,
De ver los simpsons, de las noticias,
De las riñas, del hambre, de la riqueza, de la única providencia,
Porque el colapso de las ciudades son lugares de acogida en la tierra que ella regala.
Y los poetas y los músicos conocidos y la distancia y la cercanía
Y jugar de niño en las alcobas cerradas
Y visitar fantasmas guardados bajo la imagen oscura de los espejos
Y tener miedo y dormir con la luz encendida y que papá la apagué,
De que cada punto,
De cada línea colocada en la ventanilla del coche
Sea un muñeco que salta los árboles,
Y los videojuegos y la peonza
Y el amor que conocí al cumplir los dieciséis
El amor adolescente que me dio tanta vida y tanta muerte,
Tanto sol y tanta luna, tanta estrella
Y el gran viaje de final del colegio y cada amigo,
Cada sentimiento, cada persona que se quedó en el pasado
Los que vendrán, lo que haré y lo que no
Todo, se funde en dos personas,
Lo que dejaré de hablar lo que nunca diré,
Y así hoy el cielo surge como un día nuevo,
Como haber llorado por escrito lágrimas que pocas veces se recuerdan
Como cansarse de la existencia o reír hasta que los muros se derruyan
Y algún día estarás ausente y recordaré de soledad y lluvia
Los caballos que siempre galoparan desde el nacimiento hasta el presente
Y será entonces cuando se amontonen en un día
Recuerdos como hojas de olivo y barreños llenos de aceituna,
Será entonces cuando pueda pensar en el último poema
Un poema imposible que abarque lo que conozco.


lunes, 13 de julio de 2015

Algo me arrebató la tristeza 
Como un colibrí bailando entre las negras nubes
O el mar ofreciendo espuma nada más llegar a la playa,
Y navegando entre las olas, yo frágil
Noté la inmensidad de aquello que a lo lejos se mecía,
Anaranjado, escondiéndose, dando oportunidad a la noche,
Noté el mar, la roca, la tierra debajo mío,
Las hormigas, el cielo, las nubes,
Noté una imagen y un rostro cerca
Entregado por ti que arrastraban el plomo hundido en el corazón
Y las hojas grises de los ojos,
Y cuando hablaba su voz de canto
Pronunciaba palabras de gozo y melodía
Que mis sílabas no se atreverían a repetir.

lunes, 6 de julio de 2015

Limitas el latido de lo ausente, 
el mar construido en un muro rojo,
roído por la distancia
y que tu perfume de oro,
y tu desliz de nube,
cubre mis clavículas
y mis huesos sobretejidos con tu araña
y tu insecto que nos condenó por una torre de babel en miniatura
ahora rompe y hace que nos imaginamos telepatía,
mientras contigo los pájaros cantan
y los geranios oyen los pétalos que vas dejando en cada paso
como una llama de helio azul
o la velocidad en carteles de publicidad,
y yo mientras transpiro de aire una imagen
una representación entre los ojos
de tu vientre oculto y tu sonrisa perfecta
y tus lágrimas geométricas
con proporciones de copos de nieve
que anidan tu voz y tu palabra tierna y dura en el sentido de mujer.

martes, 30 de junio de 2015

Beats.

Y nos fuimos borrachos a través de la calle
Y  Alvah cantaba Tom Waits y Neal  bailaba She´s like a raimbow
Como locos como beatnicks cayendo, recitando jazz,
y uno sentía la mayor tristeza jamás vivida y yo quería vivir
vivir hasta acompasar el cemento y la sombra
y una mujer ninfómana hablaba con un hombre barbudo
mientras nos colocábamos con la brisa pálida de ojos rojos,
con rotundos semáforos y una señora que se vistió de juventud
y un perro que ladró la noche.
Porque estábamos ebrios como la poesía de Du Fu o Han Chan
e incluso oímos a Ginsberg recitar  que las mejores mentes de nuestra generación estaban locas, perdidas por la locura,
y bajo la sombra de una palmera veíamos a las familias y a los niños llegar a la playa
y nosotros bebíamos y fumábamos sin parar,
imaginándonos con un rifle disparando a Pit Bulls
y yo me bañé y vi en el cielo eternamente azul las gaviotas
sin ninguna nube, nadando boca arriba en el agua
con el corazón salvaje.
Y regresé a la sombra, a la hierba y comí palomitas y patatas
y nos pasamos un trago de cerveza,
y en nuestra cabeza se bailaba Be Bop,
y yo quería ser Dean Moriarty y empezar a robar coches
y aparcarlos al otro lado de la ciudad
porque escuché a un poeta hablarme de Bécquer en un after,
y sentí que una clase magistral me rodeaba
porque podía enamorarme durante toda la vida
y al día siguiente ver la puesta de sol desde un acantilado
y hacer el amor sobre el capó de un coche
sintiendo la dulce ansiedad de una caricia
y el gesto lento de una hoja de piel y otra luna saliendo por el otro lado.

lunes, 29 de junio de 2015

Fue incansable hasta el punto la forma naranja, 
el círculo perfecto
que acechaba inhumano en los cielos, 
desatando el horizonte en cúmulos rojizos y siguiendo al polvo el aire titánico de la yerba, 
rastreando la superficie de las nubes,
el oro de las hormigas,
y lloviendo tu canto célebre de cebada y trigo
hasta tiritar las pieles, desgastando un silencio de carnes y gallina,
incansable desde el punto en la línea roja, el rayo verde,
la inmensidad oscura de lo no visto
y su guarida y su muerte y su despertar entre las palabras rojas de tu boca en una gruta,
y el ébano alrededor del fuego
y las tormentas negras en su centro
donde un tímpano de hielo cubre la entrada al centro de un corazón
donde la dulce tristeza palpita y retumba en el suelo
y la noche penetra a través las carnes
y solo seres que habitan el aire o el agua,
la tierra o el fuego
saben transpirar a través de su boca y la espesura de su oleaje.

jueves, 18 de junio de 2015

Soy cobarde en las llamas de tu muro
Un muro ausente construido con la piedra de un nombre
Un nombre común rodeado de distancia,
Una distancia que aleja el vértigo,
Una mano tuya sintiéndola como mi mano.
Y tu voz y tu párpado y tu boca deslizándose en febril fragancia
En el aire que se respira más allá de pronunciarnos,
Más, más, mucho más,
Hasta leernos tristemente las pieles.

miércoles, 17 de junio de 2015

Tengo a veces un permiso fatuo
En la nube del desánimo,
Y los lunes y los martes y los miércoles ordenando
¡Lo primero la vida!
Tengo a veces, que se yo,
Un suspiro sin técnica,
Una ceguera contemplativa
que alimenta pajarillos en la negrura  de mis dos ojos.
Tengo a veces una caverna Platónica
Una luz cegadora,
Egoísta, injusta, con lo que ocurre afuera,
Tengo a veces un deseo repentino de amor
Y contemplo mi casa como quien contempla el frío
Adueñarse de los muebles y la madera.
Tengo a veces un deseo innato
De que se vaya la luz y recogerme en el lecho,
Y una esperanza amarga
Cuando el camino se cierra,
Cuando la llama se apaga,
Y sin embargo cuantos doses, cuantos números en línea recta,
En las líneas de la espada
En el filo negro,
Para ir y caminar de paso en paso empuñando un arma,
Hacia la batalla injusta del absurdo.
(Perdonen  la tristeza)
Será otra nube, otro animal, otro bosque,
El que libere la música atrapada en el ruido
Y verlo todo desde fuera, como en una pantalla,
Una tierra sin fondo
Donde todo lo que ha existido
Da círculos eternos en el vacío,
Y despertar de un duro letargo y un sueño
Y ver a un Dios convencido,
En una mesa siendo diseccionado por los hombres que lo crearon,
Y ver las rosas y las flores
Hundidas en el fango negro,
Y los caballos aturdidos cabalgando en la noche
Buscando el alba y la colina
Y encontrando solo humo, niebla y ceniza.

sábado, 13 de junio de 2015

Quien pudiera respirar tu pelo
Hundido en la luz del mar.
Colgabas herraduras en el tiempo
Sobre la llanura al caminar.

Bailabas bajo la sombra de un árbol
Bailabas con el brillo de tu voz.

Quien pudiera atravesar tu boca,
Es el mecanismo de un reloj.
Están empezando a caer gotas
Llueve sobre el malecón.

Tus ojos reflejan el misterio
De quien quiso navegar
En una tierra repleta de silencio
Y decías que no había oscuridad.

miércoles, 10 de junio de 2015

6:00 Am.
Yo, en un lugar de la memoria
Respiraba un invierno helado,
Olvidado en la yerba sola,
De paso febril de la aurora
Con alas azules cantando.
Mi ojo secaba en el recuerdo
Tan abstracto, tan firme, tan fugaz
Que el entendimiento valía poco
A su lado de incomprensible marea
De tanto caballo alado, tanta muerte,
Y tanto utensilio roto en desvanes.
Por eso hay un paso firme hasta ver clarear
El cielo por las manos y los rostros pintados
De una ciudad nacida junto al mar,
Los atropellados pasos de los corredores,
El perro, la sal, el agua, el café,
La radio, el coche y los tallos renaciendo
Y a lo lejos las nubes rojas y el sol asomándose.
Yo, en un lugar desde un latido
Musical, errando en la noche
Vi al soldado desconocido
Conocer su nombre perdido.
Yo solo, en la radio del coche.

sábado, 6 de junio de 2015

Abrí los ojos y te encontré bajo el ruido.
Abarcabas el agua, la raíz, el cielo
y la lluvia que tristemente sonreía.

martes, 2 de junio de 2015

Cuando los soldados de plástico
Fueron uno a uno despidiéndose,
Y las hojas y el parque de hierro
Agotado en caucho veía caer la nieve,
Regresó el sonido humano, la llama muerta,
Sin voces, ni gritos.
Y las mujeres jóvenes hablaban
Mientras que el ladrido del perro se apagó antes de llegar
 a su hocico.
Los cauchos, las ventanas adheridas,
Y un perfume de hielo que agotaba
Cualquier indicio de azul.
¿Dónde estábamos?
Al ver llegar la piel, al oír la escarcha tiernamente sucumbir en los charcos.
Era entonces cuando se cruzaba en tu camino,
Siempre, tan altiva, tan guardada,
Tan femenina, oxidaba los hierros que rodean la aorta,
Era entonces cuando pensabas en irte tantas veces a las montañas,
Sobrevivir y cazar,
Mirando la casa de madera construida junto al lago
Cuando te topabas con su boca, su sonido hueco
De cadenas en los columpios y de lluvia,
Y mirabas atrás y veías a la ciudad encendiendo luces de navidad,
Era un nombre de día blanco,
De una ventana cegadora el que poseía,
Un hechizo que poco a poco nos iba volviendo sombra,
Resplandeciente
Agitada, en calma, repetitiva
Era su nombre extraño poseyéndonos hasta oír la muerte
Acercarse lentamente como una habitación con porcelanas
O el pájaro gris que calla temprano.

jueves, 28 de mayo de 2015

Se encamina a la llanura clara el juego de inmortales ruidos, de planetas torciéndose,
De miradas de espuma planeando en el aire y la lluvia,
Y de lejos vienen otros sonidos, sombras frescas, ¿La noche?
Dando a luz a tantas otras cosas, a tantos otros velos....
Luego los relojes siguen contemplando, midiendo lo que no se mide, observando lo que no se observa.
¿Habrás oído con tu canto de primavera esa transformación que huye, ese latido que el mundo tiene?
Con tu arpa llenando de vida,
Con los ciertos instantes cuando en las hojas repiquetea la lluvia,
Cuando los sonidos de los pájaros se adhieren profundamente
Como vigas enormes van cayendo al fondo de tu sequedad abismal.
¿Lo habrás oído?
Entre la injusticia resucitando, entre colores apáticos del día,
Entre sombras brillantes como el lomo de los metales, en los humos,
En las cartas selladas bajo juramento,
En los ruidos angustiantes de las muchedumbres,
Cuando se piensa que en el mejor de los casos es mejor pensar no haber nacido,
¿Habrás oído a las cosas moverse?
A los castillos de arena jugados entre las rocas,
A los manantiales de un alma antiquísima escondida en los bosques,
O el retroceso de los panteones más oscuros y las llamas más negras.
¿Habrás olido el olor de la pureza en los ríos?
En la mano del que no tiene mano
y en el pie del cojo
¿Habrás oído una llama azul en un periódico de arena?
¿Dime lo habrás oído?

lunes, 25 de mayo de 2015



En una sórdida espuma

Atrayendo guijarros, mares,

Mi voz te hablaba

De la tierra y de la noche;

Se perdía divagando...

 En un ronco puñal en la costilla,

 Y de esa sórdida espuma

 El mar escupía ríos de ira

 Mares negros con voz de leones

Con cristianos gritando entre la nieve,

 Y de esa sórdida espuma,

 Nació una necesidad abrumadora

 De palpitar un silicio cristalizado,

 Viendo tierra, nadando,

 En cada río despoblado que arrojas.

 Una necesidad directa

 De servir de oído entre las tiendas,

 En los remolques, en las alas de los pájaros,

 En el ojo abyecto, en la sangre y la miel

 Y entonces en una sórdida espuma

 Mi voz te hablaba sin hablarte,

 En un guijarro, en una concha

 En un erizo resistiendo el oleaje,

 Hablaba de un lenguaje de piedras y salitre,

 Como la sórdida espuma hace

 Con la extraña oreja que trae la corriente,

 Que transforma el mensaje en agua

 Y el agua en la imagen de un recuerdo

 Y el recuerdo en navegación a través del océano

 Y el océano en una ruta hacia oriente.

sábado, 23 de mayo de 2015

Guardaba la llanura dentro de sus ojos
El pájaro del camino que aprendía en el árbol,
Y miraba desvanecerse cada pozo en una gota de agua
Dulcemente, replicando el olor de las hojas,
Agotando los párpados con cada pedazo de huida,
Y volvía agitando sus alas el animalillo
Que aprendiendo a volar no sabía romperse de la rama;
Y regresaba, formando un latido en el bosque,
Sus otras alas, volando el oscuro halcón de la noche,
El sol, cegando el tronco de madera,
En cada movimiento de tierra, en cada recuerdo del big bang
Y aún pudo recordar el día en que no había nacido,
Como un rastro de savia, bajando hasta las raíces del cuerpo,
Volando y volando hasta el rincón de una nube,
Dibujando formas de árboles en el cielo,
 Y los pájaros aprendices se hicieron llanura y polvo y aire y agua y ríos y hielo.

sábado, 16 de mayo de 2015

Habíamos atravesado la oscuridad dando círculos
contando baldosas,
atrayendo la palabra a base silencios,
en arboles de cemento,
en cortinas cerradas.
Y eso era el  verde cometa que usurpando la noche
cruzaba de palmo a palmo el hemisferio,
con vocación de ver las cosas repetirse,
de sol a sol, viajando,
batallando sus caballos relucientes,
sonriendo desde la luz a la tiniebla.
Y se oía la melodía de los planetas,
el canto de los grillos y una marea cercana,
como un juego de fuentes luminosas
o un canto en la furibunda sábana del beso.

jueves, 7 de mayo de 2015

Soneto de la tienda vieja

Habita entre una escalera y terraza
El clamor de oídos de un azul viejo,
Tallado en hueso de una calabaza
Silba algo el color pintado en añejo.


Una botella de ron y una hogaza
Quebrantado por el tiempo el reflejo,
En cristal polvoriento de una plaza,
La araña teje dentro del espejo.

Y la tienda conserva un calendario,
Y un rosario colgado de una balda,
Vacío y sucio abruma un insectario.

Mira dentro el baile duende sin tono,
Como mece tiernamente su falda
El espectro que habita el abandono.

martes, 5 de mayo de 2015

Con la crepitación del viento 
Se oyen alarmas de coches,
Bolsas en remolinos y terrazas caídas,
Se respira el vapor de la marejada
Y uno piensa en los balcones vacíos,
En las puertas, en los telefonillos,
Mientras el aire ardiendo ulula entre los arcos.
Porque el viento mueve árboles enormes
Y uno piensa en ese perro
Que en mitad de la carretera bloquea el tráfico,
En esa gente que lo persigue,
Y le silba cariñosamente para que no le pase nada
Y las jornadas llegan a fin y un personaje cualquiera
Cuando las horas del tránsito terminan
Mira las cajas de cartón volar y las señoras sujetarse el sombrero.
Y aquel perro sigue parado mirando una luz,
Mientras algo disturba a los barcos y a las señales
Que débiles casi ceden al huracán, despacio, implorando
Al cemento, al agua, al atraque.
Y hay terrazas donde dos borrachos se pelean.
Porque con la crepitación del viento
Los controles policiales aumentan
Y en cada casa las familias duermen tranquilas
Mientras afuera entre los álamos alguien ausculta el viento
Y oye su asma silbar en mitad de la calle.