miércoles, 9 de diciembre de 2015

Es un invierno incontrolable,
la noche brota contigo.
Las chimeneas calientan el cielo
y yo no soy nadie.
Busco, 
busco,
pero he perdido el lugar sin nombre.
Miro un ángel resplandecer
sobre la cornisa de la lágrima,
de la lluvia y el polvo,
del fuego y el aire.
Te he visto cruzar por mi autopista invernal
a través del ojo derecho;
las líneas que se dibujan en la vejez del ángel
son los agujeros por los que transitamos de noche,
son el rostro que da sentido a las cosas,
pero el ángel es mayor
y se ha vuelto un invierno incontrolable
que momifica la tristeza.
Por eso tú, has cruzado mi autopista invernal,
como siempre que alguien cruza y deja huella en la nieve.
El cielo está claro y frío.
La noche huele a leña.