martes, 30 de junio de 2015

Beats.

Y nos fuimos borrachos a través de la calle
Y  Alvah cantaba Tom Waits y Neal  bailaba She´s like a raimbow
Como locos como beatnicks cayendo, recitando jazz,
y uno sentía la mayor tristeza jamás vivida y yo quería vivir
vivir hasta acompasar el cemento y la sombra
y una mujer ninfómana hablaba con un hombre barbudo
mientras nos colocábamos con la brisa pálida de ojos rojos,
con rotundos semáforos y una señora que se vistió de juventud
y un perro que ladró la noche.
Porque estábamos ebrios como la poesía de Du Fu o Han Chan
e incluso oímos a Ginsberg recitar  que las mejores mentes de nuestra generación estaban locas, perdidas por la locura,
y bajo la sombra de una palmera veíamos a las familias y a los niños llegar a la playa
y nosotros bebíamos y fumábamos sin parar,
imaginándonos con un rifle disparando a Pit Bulls
y yo me bañé y vi en el cielo eternamente azul las gaviotas
sin ninguna nube, nadando boca arriba en el agua
con el corazón salvaje.
Y regresé a la sombra, a la hierba y comí palomitas y patatas
y nos pasamos un trago de cerveza,
y en nuestra cabeza se bailaba Be Bop,
y yo quería ser Dean Moriarty y empezar a robar coches
y aparcarlos al otro lado de la ciudad
porque escuché a un poeta hablarme de Bécquer en un after,
y sentí que una clase magistral me rodeaba
porque podía enamorarme durante toda la vida
y al día siguiente ver la puesta de sol desde un acantilado
y hacer el amor sobre el capó de un coche
sintiendo la dulce ansiedad de una caricia
y el gesto lento de una hoja de piel y otra luna saliendo por el otro lado.