viernes, 5 de agosto de 2016

La habitación en tiniebla.
Arrancas o desnudas tu dolor
como humedad en nucas de escarcha.
Desgarras el lenguaje.
Verbo, carne inocencia.
Te deshaces en todos los cuerpos
a través del abandono.
La ciudad oscurece.
Luvia inexistente que cae en el abismo de una mujer.
Párpado en el párpado.
No nos sentimos.
La luz a través de la cerradura.
Es tu voz quien la escribe
o te describe?
Te ves reflejado
Blanco pelo,
tijeras de terreno inútil.
De algún modo el árbol pende su raíz sobre tierra helada. 
¿Quién te sujeta en el cuerpo?
Territorio inexplorado que te habita.
No veo la forma,
Invento todo lo que me rodea sin identidad.
Espejos a través del bosque solo,
solo una hoguera.
Me siento a salvo
del animal que duerme en los espacios en sombra.
La flor del animal se ha encauzado
en un vaso húmedo por la lluvia.
Hoy llora mi cuerpo
a través del aire.
Todo lo que se ha posado en mí
como mariposa muerta
bebe su canto de memoria en la lágrima tendida.
Resbala la ceniza blanca que se consume entre los dedos
Extrañeza.
De este último año
apenas recuerdo nada.
Como si hubiese estado dando vueltas
alrededor de un sueño.
Ni una caricia,
ni un conocimiento,
ni siquiera me reconozco envejecido.
Apenas he cambiado.
Con los ojos hacia dentro
y lavándome la cara
acabo de despertarme.
Hoy, 30 de junio de 2016
con la pulsera puesta
de un pabellón
al otro lado de mi cuerpo,
escucho las risas en la calle,
los semáforos, escucho las actividades afuera
y pienso
que en este último año no he sentido extrañeza,
ni esperanza.
Quizás
de aquí a un año
no vuelva a recordar nada.
Quizás me rasgue y solo olvide
buscando otros elementos en donde habitar,
quizás no busque defensa.
De este último año, ahora, 30 de Junio
siento la extrañeza de verme habitado,
de verme extraño ante mi propio rostro
y de no decir nada.
Es, (Cómo explicarlo)
igual que las noches solitarias de verano,
con la lengua dormida
y las manos hundidas en la arena.
Aún se puede contemplar así,
en el fondo oscuro,
mientras lentamente resucitamos,
una bolsa con estrellas que brillan
en la rectitud de la noche.
Es, (Cómo explicarlo)
me falta una pieza de alma,
un espejo en la boca del corazón,
un cristal anclado en la sangre,
se me ha perdido
en la noche Ateniense,
en el hostal amarillento de un sueño
o en las manos de un demon.
Es, (Cómo explicarlo)
la necesidad de constante partida,
de verse lejos,
en la tristeza de Viena
y despertarse así, sabiendo que aún
la saliva sigue caliente
y que somos nosotros.
Es, (Cómo explicarlo)
reconstruirse,
tomar las piezas que han quedado
repartidas por el suelo,
un tímpano, una clavícula,
y comenzar a reparar sus capacidades.
Utilizar la fuerza de un imán,
y que el proceso sea rápido.
Es, (Cómo explicarlo)
una vez curado,
es probable que sintamos extrañeza
al ver un recuerdo
o un órgano latir
en un lugar muy distinto
al que acostumbramos.