jueves, 23 de abril de 2015

Un cero en la penumbra
de la leche cuadrada, 
reptando en la madera de los pisos,
en la noche del fresco portal,
donde cristales finos 

con sonidos de colores marrones
hacen agua en oídos de tránsito.
Y Llueve afuera el tráfico dorado
y llueven las lágrimas de neón;
una voz de recién nacido en puertas.
Algo existe, es algo, algo 

de punto y línea
angustiado de cada forma,
un ser que viaja por las carreteras 

construidas bajo los hombres.
Era en el cero, era y era.
no hay nada en una cálida nada de nacimientos,
cuando callan tus palabras y nacen 

sonidos ajenos de tu yo,
Como digo la O en el abecedario
O la equis futura de vírgenes nacidas.
Y anoche yo hablé con las periferias
y me fundí desde un abecedario 

agujero de vibraciones,
de ondas magnéticas, 
de calorías ardiendo despacio.
Solo el TOX inútil de una palabra 

que ya no tiene sitio
¿Cómo hablar del hueco vacío en puzzzzzles?
Del latido fluir del cerebro y un escaner.









Vivía tan solo que los castillos habían perdido su nombre
y en las ciudades, 
crujían las maderas con el peso de su sombra,
cruzaban los ciegos sin escuchar el pitido en los semáforos
y la luna emergía cada noche sin ningún motivo
y el sol salía, sin ningún motivo
Como un agujero en las hebillas de un minutero.