sábado, 8 de agosto de 2015

Lo he oído,
he sentido en la boca roja de la tierra
un beso que llamaba desde la cumbre
inmensa.
Lo he sentido,
el mar a través del agua,
pidiendo con palpitación espiritual
que dejase en tierra mi lamento.
Lo he vivido,
escuchando el espacio correr
en efímeros letargos a través del frío
y la distancia.
Lo he encendido,
el faro azul en que habito
parpadeando desde la orilla
hacia el mar oscuro que por dentro navegamos.
La he acariciado,
la gota de nieve
que de pronto toca la piel y silencia los órganos fugaces
Como si una llama iluminara sutilmente una cueva
donde acude el animal que en el interior te guarda
y olisqueara tu mano
reconociéndote como su enemigo y su dueño,
así, te he vivido.