Se
ocultaba la lluvia
Al
despedir el gato
Viajando
entre los girasoles,
Miraba
hacia la tierra
Y veía latir
por dentro al gusano,
Reptar
a la serpiente de humo
En un
rostro de viento.
¡Y la
tierra está maldita!;
Decía
el campesino desde el llano;
Cogiendo
un puñado de piedras,
Mirando
la cosecha ennegrecerse,
Oliendo a cigarro y a hoguera.
Oliendo a cigarro y a hoguera.
Y los
caracoles corrían
Eran formas
angustiantes en el camino,
Y veían
alejarse a la lluvia
Al ver a
la tierra volverse negra
Y a los
pájaros caer de las ramas,
Y
alguien recordaba la rosa pálida
Que
crecía en algún lugar del páramo
Como
una tenue ilusión que vagaba
Y nutría el corazón del hombre.