sábado, 28 de mayo de 2016

En la punta de los alfileres
Los ángeles depositan
Mi voz hueca y fría de noche sin descanso.
Mi voz humana,
La tuya,
De la que dependo para encontrarme.

Desengaño

Participas en el tallo, difuminado
en su tatuaje
por dentro de la media,
deslizas las cortinas mojadas,
los silencios respirados,
la causa es un ahora,
un baile que brota en un cigarro
pisado en la suela de las botas
que se detiene con la nueva música.
Vuelan palomas desprendidas de sus ojos
y la incertidumbre de un cuaderno
tirado entre las sábanas.
Ella, que ha visitado
mediante la mano vacía
la figura de los muebles y las ventanas,
te acaricia terriblemente.
Follar poéticamente
siempre es algo bello
hasta que se convierte en animal
y entonces… Sin duda.
La mejor forma de irse desnudando
es a través de una piel ajena,
que la ropa se vaya desprendiendo
al igual que sucede con escribir.
Empiezas,
con el primer verso o la primera boca,
a través de metáforas,
después añades la visión del instante,
la piel desde cerca.
Pero de pronto
escuchas la nueva música
y sientes la ciudad afuera,
los bares de jazz y el piano,
la radio emitiendo un programa
sobre espectros con cuchillo oscuro,
escuchas
los taxis, las epidemias de lagartos,
los insectos,
el sonido de su respiración,
y sin conocer muy bien el motivo
te sientes fuera de ti,
mirándote desde lejos.
La luna en la distancia
se ríe de tu ausencia.
Comienzas a respirar y a respirar.
Comienzan a palpitar
imágenes del pasado,
recuerdos de ángeles,
corriges la tristeza y ves otros ojos en los suyos.
Sabes perfectamente la causa:
No estás enamorado
y no lo estarás nunca.
Ni siquiera sabes si te gusta.
Ella tampoco está enamorada,
te mira a ti con acción de mirar
sin producir efecto,
de ese modo tan indiferente
con el que los transeúntes
se sienten atraídos
por las prendas de los escaparates.
Lo reconozco,
pienso en ti, pienso en ti todo el rato,
y bien sabes quién eres,
sin embargo estás tú,
y te hablo de forma poética y bella,
al fin y al cabo para eso sirve escribir,
para ocultarse en el lenguaje,
con versos como por ejemplo
“es que la luna tiene dos caras”
y cosas así
que sirven para disfrazar la falta de amor.
Puedo dejar a mi cerebro fluir,
que terminemos,
y nos mintamos con las sonrisas
de un modo tan romántico y poético,
que hasta podemos llegar
a dormir abrazados.
¿Y
con quien estarás tú ahora?
Me lo voy preguntando,
hasta que poco a poco
nos vamos quedando dormidos.