jueves, 29 de octubre de 2015

¿Como deshacerse del olvido? 
Permanecer enjuagados
sin caer en el apático muro que nos sitia lentamente.
¿Como no caminar hacia la violencia del rayo?
¿Como no huir de la mordedura de la tierra?
si en el momento de nuestra muerte
un sacerdote nos dicta descanse en paz,
Y yo no quiero paz,
yo quiero reacción en cadena;
y huir, huir, sin respirar oxígeno,
huir hacia arriba, hacia el lugar del helio,
escapar del atomo carcomido
y que la lluvia me atraviese,
que las palmas me enseñen un baile caótico;
quiero extasiarme hasta el dardo humilde de la flor y el vientre,
quiero ser predicador de la noche nerviosa,
y el ruido de la rama quebrada por dentro del bosque.
¿Como no adorar la tristeza de un cuerpo desnudo?
si los copos de nieve
nos susurran que estamos aguantando como bestias a través de la piel.
Como no presentir el lugar opuesto,
y la reacción contraria,
si yo habito en ti,
y te voy encendiendo como un crepuscular llanto de estrella
y yo corro y tu me sigues
y tu corres y yo te sigo, hasta el final de la montaña.

lunes, 26 de octubre de 2015

No quiero servir de pasto en la noche larga.
He contemplado el retorno de los habitantes
que enmudecen bajo las cortinas
y el velo de un animal mágico dentro de un cuadro;
animales rodeados de fragancias, 
de claridad,
de luz extraña.
Te llevaban hasta dentro de su mano
y en ella veías un halcón
que se posaba entre la imagen real y tu mente.
Había un bosque dentro de un reloj
por el que paseaban animales que vertían otros animales
y así sucesivamente,
y en el centro de ese reloj
un árbol enorme se detenía ante tu vista.
He visitado un sillón por el que las enredaderas
cubrían las almohadas,
y en cada pasillo una hora se repetía,
sucesivamente,
sucesivamente,
de forma que en cada habitación
un momento de tu vida quedaba reflejado en un espejo.
Después,
he salido a la calle y he visto
un perro y una tienda de libros,
una plaza y el mar enfrente,
pero desde mí,
con un sentimiento de pérdida,
como si la noche se hubiese posado
y yo solo, desde una montaña
viese a los hombres vagar inútilmente;
ciertos lugares me sirven de refugio,
y cuando todo esté cerca de la noche estricta,
cuando todo se sirva en forma de reflejo,
seré un cuenco vacío
por el que habrán resbalado como gotas
los espejos de una casa escondida dentro de un reloj gigante.

martes, 6 de octubre de 2015

Lost Highway.
He oído el colapso rendirse en la penumbra.
El teléfono suena y suena,
(No se oye, 
es el mismo objeto al otro lado)

Un mueble, un yo en otro.
Amanece y la noche tiene vértigo.
El manantial de dunas extiende el día
Y el cobre nos engancha.
Tengo dentro del esternón un tambor
Y dentro de él una cuerda;
Por inercia suya las manos se mueven.
La línea en órbita.
He contemplado el animal caminar bajo el bosque pisando la nieve,
En el horizonte, la estación espacial arde,
Y hay fuego en el cielo.
Necesito de tus ojos,
Tus oídos y tu tacto,
Que estés cerca mío como tantas veces te he sentido,
Por eso me obsesioné con la distancia.
He oído la ceniza volar sutilmente sobre la madera.
Un teléfono suena.
¿Sí?
Soy yo, abre.