jueves, 23 de julio de 2015

Fue del comienzo la bóveda celeste,
Como un principio luciendo imágenes
Por la primera luz cegadora
En el instinto ruidoso del llanto
Y la cama del hospital.
Fue un comienzo gracias a ti,
A tu humilde mano que aún en cada segundo echo de menos
Así de esa forma que nos besa el viento,
Con un constante vértigo que todos buscamos
En los sondeos más inútiles de nuestra infancia,
Puesto que ya no vuelven,
Y se pierden como ecos del pasado
O las únicas sombras azules claras
Que nos regala la vida.
Después vino la ciudad, los coches, el abrigo de piel
Y el olor a frío de Madrid,
Puesto que visité las ciudades más lejanas,
Los lugares remotos, las calles navideñas,
El duende que golpeaba suave en el estómago cada vez
Que un nombre caía en el  oído.
No recuerdo ser bebe
Pero sí se de los lugares que aún brotan de cualquier objeto,
Cualquier instante donde una sola voz, un solo llanto, una sola sonrisa
Hace surgir del alma los sonidos, los olores de algún lugar,
Y en esos sonidos aún pervive el paraíso alegre
Los gatos que salen por los volcanes de Lanzarote,
El parque de atracciones o la lanzadera espacial,
Porque tú, para Papa, eras la princesa Leia
Y viajábamos en el halcón milenario esquivando con el Renault 19
Naves del imperio en la M40.
Porque no recuerdo ser bebe,
Pero siguen surgiendo palabras, luces en el cielo,
Montañas, mares, océanos, la historia vivida, la que no,
Porque la noche, el día, el silencio, el ruido, la música,
Viaja a través de los días y el tiempo
Como un vehículo extraño que nos ha regalado la vida.
Porque luego vino la lluvia,
El mito, la historia, el mal recuerdo y aún así pervive el estar vivo
Porque lo único que conozco es mi existencia,
Y la única persona que conoce, soy yo y yo soy parte vuestra.
Porque en verano las casas viejas de las yayas eran lugares que aún hoy lucen como amuletos eternos,
Porque el frutero aún regala sugus
Y tú decías que no me fiase de desconocidos
Y sin embargo cuantos fruteros, cuantas charcuterías abiertas
Cuanta música pervive en sonido de un corazón,
Porque la voz se seca o se abre o se cierra o se muere,
O se unen los rascacielos, los chalets y la ría,
Y las batallas antiguas y los ríos, y los valles
Y aquel roble milenario y aquel cartabón y aquella escuadra
Y el arquitecto que funda nuestras imágenes
Y la existencia y los primeros compañeros de clase,
Y tumbarse en la hierba y hacer el vago mirando el sol
Y trabajar y jugar de pequeño en la cama,
Porque si existe un abrazo eterno sea donde sea
Más allá de la solución de los Dioses,
Más allá de cualquier mundo fuera de lo terrenal,
Si existe, es en esta vida y es en una madre
Una mamá que dispone todo y llorará como una piedad
Y reirá con las voces más lúcidas de los niños,
Y llorará contigo y se sentirá viva
Porque un lugar dispone de tormentas, de volcanes,
De ver los simpsons, de las noticias,
De las riñas, del hambre, de la riqueza, de la única providencia,
Porque el colapso de las ciudades son lugares de acogida en la tierra que ella regala.
Y los poetas y los músicos conocidos y la distancia y la cercanía
Y jugar de niño en las alcobas cerradas
Y visitar fantasmas guardados bajo la imagen oscura de los espejos
Y tener miedo y dormir con la luz encendida y que papá la apagué,
De que cada punto,
De cada línea colocada en la ventanilla del coche
Sea un muñeco que salta los árboles,
Y los videojuegos y la peonza
Y el amor que conocí al cumplir los dieciséis
El amor adolescente que me dio tanta vida y tanta muerte,
Tanto sol y tanta luna, tanta estrella
Y el gran viaje de final del colegio y cada amigo,
Cada sentimiento, cada persona que se quedó en el pasado
Los que vendrán, lo que haré y lo que no
Todo, se funde en dos personas,
Lo que dejaré de hablar lo que nunca diré,
Y así hoy el cielo surge como un día nuevo,
Como haber llorado por escrito lágrimas que pocas veces se recuerdan
Como cansarse de la existencia o reír hasta que los muros se derruyan
Y algún día estarás ausente y recordaré de soledad y lluvia
Los caballos que siempre galoparan desde el nacimiento hasta el presente
Y será entonces cuando se amontonen en un día
Recuerdos como hojas de olivo y barreños llenos de aceituna,
Será entonces cuando pueda pensar en el último poema
Un poema imposible que abarque lo que conozco.