Has escuchado
como la madera crece,
huele a
musgo y pisas las ramas
que
crujen.
No hay
pie,
hay una
ausencia de pies
en el
lugar
más
escuchado del rumor.
Piel
como aire.
Piedra
que baila.
No se oyen
sus pasos.
Siglos
como un metrónomo
y un
corazón que late
en el
interior de una montaña.
Has
sido consciente del tiempo
como la
breve y lenta
costumbre
que tienen los cielos de sucederse,
uno
tras otro en la misma época
del
año.
A través de las grietas,
vives
en melancolía única
escuchando al tallo y la lentitud,
la levedad inaudible
de su música.
vives
en melancolía única
escuchando al tallo y la lentitud,
la levedad inaudible
de su música.