-No
es una ciudad bonita, es cierto, se pisan más charcos que baldosas y los
pájaros canturrean demasiado poco como para que esto sea una ciudad e incluso un
parque pero te conocí aquí; y sin embargo, ahora, no quiero que te vayas y no
quiero volver a verte.
-Cuando
me pregunten por ti, cuando siquiera sepan dónde estás, ¿Qué quieres que diga? ¿Qué
desapareciste sin más? ¿Qué te fugaste?
-¡Mírame,
mírame por lo menos! Y dime: ¿me quieres?
-No
creo en nada más destructivo que el amor. Por amor se derribaron ciudades,
muros, el amor solo trae insomnios, muertes.
-¿Qué
dices? En tu boca ya no quedan palabras, no fue aquello lo que te corrompió,
fue tu propia sangre, es negra como estas manos cansadas.
-Por
amor, por amor a un país, aquel tirano desató la guerra, por amor a unos hijos
aquellos padres hicieron réplicas suyas. Ja. ¿Qué es el amor sino una fuerza de
destrucción como decía Aleixandre?
-No
eres tú. Esta no eres tú. Te recuerdo mirando los pájaros, la hierba y alegrarte
cuando decías que casi la escuchabas crecer.
-Mírate
¿Y tú eres un hombre? Si dices más cursiladas que una mujer.
-Esta no eres tú.
Te transformaste, es cierto que tú no tuviste la culpa, pero, esta no eres tú. ¡No
eres tú!