miércoles, 30 de septiembre de 2015

Hoy camino sobre esta tierra,
Camino, como quien no espera nada,
Siento la lluvia, siento el tiempo,
Y he tenido sueños raros,
Sueños en los que un chino jugaba a las tragaperras
Frente a los lavabos de hombres,
Y el suelo estaba sucio
Y sobre las pasarelas del comercio
Tú paseabas y me mirabas a lo lejos
Mientras yo me adentraba en los servicios
A través de un pasillo interminable.
La lluvia empapa mi pelo,
Moja la tierra y ni siquiera los pájaros lloran,
Ni siquiera los cuervos gritan,
Ni las nubes provocan una sombra de julio.
A lo lejos, se ve la ciudad,
Las luces desnudas convertidas en plomo,
Plomo negro que cae a través del esternón
Y llega hasta los ojos.
Frente a mí surge un nogal y un lobo,
Y el lobo aúlla a la primera estrella helada
Y la estrella le responde,
Con un canto que habla de los testigos
Que contemplan a lo lejos sus hermanas.
Mientras que el nogal,
Es solo una triste figura que hace caer sobre la tierra los frutos,
y que sobre él la noche resbala como lluvia,
como si un pozo nos apuntará desde la oscuridad
y disparase al azar los destinos.