domingo, 1 de febrero de 2015

De lluvia está encendido el corazón negro de la noche;
El terreno desdichado y los oscuros pasos de la oruga
Caminando en trémula acción hacia lo externo de las palabras.
Agonizando, rompiendo la piel que visten.
No me pienses.
Desde los arroyos, desde las frías paredes de una ausencia aún alguien pronuncia mi nombre blanco;
Tan entregado y esparcido en formas sutiles
Que puede que haya perdido en encuentros,
Puede que ya no exista en el recodo apartado del ciervo uniforme.

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