Era algo ensombrecido;
Mientras ella negaba
Bajo el rostro de las estancias
El punto álgido de la aurora,
Lo banal de los cuervos,
El acecho olvidado,
El silencio vivido.
La vi venir bailando
Con Dionisio enfadado
Gritando al cielo y a la tormenta:
¡Yo bailo hasta en los funerales!
Vi las hojas caerse
Los mares enfurecerse, ¡tristeza!
Y ella reía a carcajadas
Y bailaba entre los cantos, las flores,
El vino y besaba a octubre,
Beso de lengua y baile
Un beso de palabra.
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