jueves, 19 de marzo de 2015

Gante.
El tranvía irrumpe en piedras, distancias
Hundiendo un hueso largo
Hasta el punto de un punto a otro.
Las cervecerías, aeropuertos
Los cristales de un tulipán
Bailando con ráfagas de camiones
Entre dos abismos inexistentes.
Incomunicación de un tiempo con otro
Contando los tres pasos efímeros
Hasta ver la primavera vestir de nuevo
Lo más triste de las ciudades.
Las chicas de nuevo florecen
Y las abejas coquetean en sus faldas
Como un viejo temblor de tierra
O una llama de silencio y suspiro.
El tranvía irrumpe en piedras, distancias
Hasta los gritos de los camareros
Y comerciales vendiendo sus lotes
En algún lugar entre los bares nocturnos
Y Dionisio creando orgías con la Luna.
También brotaba un recuerdo del Mar
Un mural de olas cubriendo los pies,
Y corazones de madera, rotos,
En paz con las tormentas, compañeras,
Y desnudeces del aire y miradas
Y tiernos besos en las pupilas
Hasta quebrantarse las pieles
La ropa, los cuerpos, la pena,
Los rayos y el oleaje, uniéndome
Un punto de raíles con su presencia
O la tormenta unida con la calma
Siempre desde un lugar inexistente
Como velocidad, tiempo o espacio.

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