domingo, 19 de octubre de 2014

En frente de un ojo tengo la mano clara, en el otro más oscura y lejana, con los dos se une la imagen. Vuelvo a hacerlo con un rotulador, una cruz, una hoja de papel. Al acabar me siento en el suelo. Está todo muy desordenado, pero no tengo sensación de desorden. Estoy hundiendo mi culo en el suelo y no noto lo frío o caliente que esta. La puerta hace un ruido extraño, alguien quiere entrar. Miro al techo y la lámpara, y allí erguida como una paloma estática en mitad del aire, se encuentra justo en el centro de la habitación. No recuerdo quien es. Alguien ha llamado a la puerta y al otro lado se oye jaleo, por lo menos tres personas deben de querer saber que ocurre al otro lado. Por la ventana, algo entra, una luz que se dibuja en mitad del habitáculo y siento algo así, podría explicarse mordiendo una esponja con agua, ese sabor. Empiezo a levitar y veo todo desde la altura. Estoy un rato en esa posición, a unos dos metros del suelo, con mi cabeza peluda casi golpeando el techo. No he practicado el moverme levitando. Veo la figura al lado de la puerta, la silueta de una mujer joven, con pelo largo y rubio. Bajo y no recuerdo salir, no recuerdo quien era. Veo mi cuerpo tirado en el suelo y eso me estremece.

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