martes, 24 de noviembre de 2015

Aquí, existe un hombre,
un hombre viejo y cansado
que mira a la carretera.
Lo veo sentado en el parque,
y habla con otro hombre.
Sus rostros están bañados por la desidia y la demencia.
Apoyan sus manos sobre el bastón.
Hablan y no hablan,
con esa forma de asentir,
de decir, sí, será,
y después callan.
Un vocabulario desplazado y confuso,
junto a la pintada negra de un spray
en el corazón de un árbol.
No se preguntan nada.
El pasado los ha ido borrando
prácticamente hasta la inexistencia.
Que dirá madre, que dirá padre,
después hablan del campo,
del gobierno, de la tele.
Una señora se acerca y pronuncia un nombre:
-Honorio
-¿Dónde ha estado toda la tarde?
Él la mira mientras alza la mano para tapar el sol;
y ve una sombra;
pero sus manos no hablan,
su boca, carece de memoria.

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