sábado, 4 de junio de 2016

Al atardecer miro por debajo
caer desde las ruedas
colores, un cuello, una palabra,
un azul que llevamos puesto
y que sabe a mar y a tristeza.
¿Quién paseará su abrigo de ceniza blanca
el día de su boda?
Siento la pureza del ébano y los caballos.
Golpean fuertemente caminos de lluvia,
fuertemente
sin tregua.
Mi luz se difumina en sus límites.

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